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  Me hubiera gustado ser su amigo. Cuando regresé y establecí contacto con compañeras y compañeros nuevos, estudiantes de la universidad en la que me gradué, pensé que podía acercarme y saludar, pero no pude, la sombra del pasado se interponía. No éramos los mismos. Aunque creí haber superado obstáculos de mi personalidad, comprobé que me tensaba si veía a ciertas personas que en el pasado me hicieron sentir tan mal. Era como un puñetazo en toda la cara, por eso, cuando empezamos a estudiar juntos, Noa y yo, evité ir más allá. No diré que no me atraía. Mentiría. Sólo que Noa llevaba consigo relaciones de amistad que me llevaban a un terreno que quería evitar. Era guapa, comunicativa e inteligente. Ir con ella hacía que sintiera la mirada de otras. Era descubrir un nuevo lugar en el mundo. Yo que siempre había sido invisible, de pronto tenía a gente a mi alrededor. Empezaba a ser popular. ¡Qué extraño! Mi hermana siempre había sido el centro de atención. Ahora lo era yo. Sin embargo, no

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 Diarios de Raúl  Quise liberarme.  Quise ser alguien.  Siento una losa que me oprime. Nada en esta vida parece ser gratis. Muchas cosas me hieren. Me duele no tenerte. Me duele el silencio de Xiana. Sus lagunas, abismos mentales. Volví allí donde antes me sentí alguien. No puedo torcer el tiempo. Sólo lamentarme. No quiero decirlo, pero iría a ti si con mi cuerpo silente pudiera. Temo el vacío que siento a mis pies. Me cuesta sobrevivirte. Ya soy más viejo que la imagen perenne que tengo de ti. De tus rodillas y tu piel, cuando acurrucada en mí me hacías latir. No tengo otros puertos en los que vivir. Cuesta hacerse viejo y vivir. Te sueño. Ese es mi consuelo.  Despierto erecto, con ese dolor que sólo en ti alivio. Quiero morir y vivir en ti en el universo de los átomos sin tiempo. Eres mi luz y mi verso. Te escucho reír y cierro los ojos húmedos. Sé que estás en mí. Sólo eso impide que haga aquello que quiero para ir a ti.

Raúl. En Vigo.

  Xiana había jugado un papel muy destacado en su vida. Era duro ver cómo se iba yendo. Cada día a su lado, sin verse en su mirada era muy amargo. No la abandonaría. El duelo ocupaba un espacio inmenso. Sí, el duelo por aquella persona que acompañó a ese muchacho imberbe que fue.  Elena apenas había tenido tiempo desde que cogió las riendas del garito. Su maternidad y dedicación al negocio no le habían dejado ver un deterioro cognitivo que ya daba señales. Xiana había alquilado un pequeño estudio. Elena vivía con su bebé, más en el trabajo que en su propia casa. En el primer año todos estuvieron muy atareados. Raúl se había quedado para ayudar, pero debía seguir sus estudios. Sus padres ya se habían instalado de nuevo en Barcelona. Emilio y Elena le hicieron entrar en razón. Tenía que ir a prepararse para un futuro que se auguraba muy competitivo. _ Tienes un buen nivel, no pierdas el tiempo entre cajas de cerveza. Esa había sido la sentencia. Que no perdiera su tiempo. Le costaba solt

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Regreso. Raúl

 Retorno  Había conocido el amor verdadero. El único. El que la vida me arrebató. Del que puedo rememorar y sentir en mis entrañas. Ella es ahora más joven que yo. En mis más de cincuenta la tierra de mis ancestros me arrastra. Cultivo patatas, nabizas y coles, tomates y cebollas. Gallinas que me regalan huevos a diario. No sacrifico para comer carne ni pescado. Me hice vegetariano tras el proceso de la enfermedad de mi amada. Su desgaste y dolor me hizo más humano. No ocasionaría daño a ningún animal. No puedo vivir sólo de agua y aire. No soy una planta. Ya sé que la vida encadena unos con otros. Elegí lo que me pareció menos mal. Mi hija y mis hermanas se ríen. Dicen que bien podría aprovechar los frutos del mar. Ni eso. Ya hago excepciones con tomar queso y huevos. No debería, si atendiera el abuso que sufren las hembras del mundo animal. Elijo mejor el queso de cabra y consumo bebidas de semillas, no de legumbres.  El bar que cogieron Emilio y Elena da para mí también. He reemplaz