Raúl. En Vigo.
Xiana había jugado un papel muy destacado en su vida. Era duro ver cómo se iba yendo. Cada día a su lado, sin verse en su mirada era muy amargo. No la abandonaría. El duelo ocupaba un espacio inmenso. Sí, el duelo por aquella persona que acompañó a ese muchacho imberbe que fue. Elena apenas había tenido tiempo desde que cogió las riendas del garito. Su maternidad y dedicación al negocio no le habían dejado ver un deterioro cognitivo que ya daba señales. Xiana había alquilado un pequeño estudio. Elena vivía con su bebé, más en el trabajo que en su propia casa. En el primer año todos estuvieron muy atareados. Raúl se había quedado para ayudar, pero debía seguir sus estudios. Sus padres ya se habían instalado de nuevo en Barcelona. Emilio y Elena le hicieron entrar en razón. Tenía que ir a prepararse para un futuro que se auguraba muy competitivo. _ Tienes un buen nivel, no pierdas el tiempo entre cajas de cerveza. Esa había sido la sentencia. Que no perdiera su tiempo. Le costaba solt